La medalla de la Superpesada del Andaluz Ayoub

Corona de esta manera, Ayoub tuvo una carrera curiosa, se dedicó al boxeo informal y aprendió a jugar en la oficina. El niño fue a la escuela y, para la biblioteca de los profesores, aprendió kickboxing.. Entrenaba mucho y se le daba bien. Incluyendo fantasías con la idea de convertirse en profesional, incluso si sus padres lo obligaron a seguir a un estudiante. Lo hizo. Tras el bachillerato, ingresó en la EBAU y se matriculó en Ciencias de la Actividad Física. Por eso era un movimiento de acogida, pero no se le había pasado por la cabeza deportar.

Cuando ingresó en la Universidad Autónoma de Madrid, fue destinado al gimnasio de José Valenciano, un veterano entrenador, quien le sugirió pasarse al boxeo. Ghadfa, admirador de Mike Tyson y Mohammed Ali, coincidió. Es probable. Rafa Lozano, el seleccionador, pronto se hizo eco del guante: necesita un tiro de casi dos metros para ocupar el historial que tiene España en la categoría de superpesados ​​(más de 92 kilos). Lozano lo mató, pero Ayoub quiso recuperar el tiempo perdido. Aprendio lucha duro; derrota tras derrota. Este camino de espíritu se desarrolló en París 2024, incluso antes de tener todas sus recompensas: quedará en bronce en el Mundial de 2023.

Rafa Lozano, graduado

El éxito de Ayoub es el de Rafael Lozano Serrano, hijo de Rafael Lozano Muñoz, seleccionador nacional y doble medallista olímpico, quien se encontró haciendo todo lo posible para competir en una pelea con un jugador de similares características, ágil y técnico. Los árbitros se convirtieron en el vendedor del dominicano Yunior Alcántara e interrumpió bruscamente el camino de Rafa, un joven de 19 años que se vio con un metal en el culo.

Fue un duelo entre bailarinas; Lozano y Alcántara están por fuera con un campo de piedras y pequeñas rocas muy sólido, pero decisivo. No hay un hombre claro en ninguno de los dos asaltos, aunque en el primero se ve al dominicano más poderoso y en el segundo el español es capaz de dominar a su rival. Los jugos votarán divididos. En tercer lugar, sin embargo, decidimos llevarnos la victoria en Alcántara, que levantará continuamente el puño festejando unos golpes que nunca han sido llevados a su destino.

En el final de la pelea, Rafa Lozano Serrano, destrozado, llorando, se fusionó en un brazo profundo con Rafa Lozano Muñoz, el más padre que protagonizó este momento. “Dijo que estaba muy orgulloso de ella -confesaba-, que tenía un diploma olímpico a los 19 años, es algo grande”. La mayoría de las veces, quien nunca terminó el duelo en el vestuario para regresar a la televisión, no acata la decisión de los jueces: “En el primero como lo creí, lo reconocí, pero en el segundo ha sido al sueño. Y, finalmente, el único que recibió el golpe está ahí”. Su padre, como técnico, comparte este análisis y se pregunta qué pasó ante el boxeador que más había evitado el clinch y no el que pretendía decir: «No hubo un criterio unificado, sino en el tercero como único. “Esa puede ser la carne en el asador de Rafa”.

Como senior, Alcántara tiene medalla y Lozano deberá cumplir con un diploma olímpico. “Nosotros somos luchadores y seguiremos adelante. Siguiendo el Mundial y llevándose la medalla de oro«. El otro Lozano, desde lo alto de su experiencia, ha emprendido una larga carrera y una aventura para su hijo/alumno: “Tiene 19 años y está en uno de los juegos olímpicos. Es normal que ahora se haga eco de Polvo, pero es el quinto del mundo que no lo hace. Hay tiempo para sanarlo todo. “El está empezando y, aunque ya tenga premios, aún no ha llegado a su tope”.

La selección española de boxeo, poseedora de la medalla Reyes Pla, ahora puede hacer algo más divertido para los aficionados. El sábado, a las 15.30 horas, José Quiles compitió en su duelo de cuatro contra el uzbeko Abdumalik Khalokov, en la categoría de 57 kilos. Una victoria para la joven que garantiza la seguridad del bronce, pero también tendrá que trabajar duro para conseguirlo. Su rival es el campo del mundo real.