Jugadoras de voleibol que no usan bikini

Jugadoras de voleibol que no usan bikini
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La diferencia entre la primera vez que Liliana Fernández y Paula Soria visitaron París, mientras que la noche inaugural fue que el metal de la Torre Eiffel estaba barnizado, esta vez las gradas estaban llenas de abanicos que parecían enjambe de insectos. Desde el 29 de diciembre a las 11:10 horas, se emiten avisos de alerta sanitaria en el metro y son bajados por policías armados en el parque parisino. Posteriormente, la presentación de los jugadores fue la misma; por megáfono, diciendo tus números y la consecuencia aplauso vitoreado (sin soltar el abanico, claro). Con Liliana y Paula en la pista, dejaron el turno de sus contrincantes; Las egipcias Marwa Abdelhady y Doaa Elghobashy. Pero cuando el locutor dijo sus números, cuando saltó a la pista de salud, el contraste mental de quien vio que estaba experimentando la temperatura de la pista central de la Torre Eiffel.

El cubo hiyab con la piel tan negra de Marwa y Doaa desde el nacimiento del pelo de su cabeza hasta los hombros, llevan mallas que les llegan hasta los tobillos y las muñecas. En otros lugares de la pista, bikinis deportivos rojos cubren el cuerpo de las españolas con braguitas con forma brasileña y un top que somete al pescador de las deportistas. Es rojo. Se saludan con la mano. Se mira a través de las gafas de sol. Como si el color rojo volara por un meridiano, el mundo se dividirá en dos partes Mientras el contraste cultural nos invita a reflexionar sobre los dos mundos que se comunican con las pelotas, el que lanza a los españoles que van al comercio de fiestas, el que salva a las naciones arañando puntos aún sabiendo que no eran favoritas. Pero, ¿cómo logró el deportista ajustar el termómetro al final del primer ciclo al año 31 y jugar hasta los árboles?

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En 2016, Doaa Elghobashy hizo su debut en los Juegos Olímpicos de Río con un vestido hiyab., ante un público global que se encuentra en el mismo escenario de exuberancia física que la playa de Copacabana. Doaa se planta junto a su compañera de playa como vestido para representar a su país por primera vez en su historia en esta disciplina olímpica. Doaa estudiaba Ingeniería de Sistemas, y aquí seré de fiesta ante los alemanes (en bikini, claro), me convertí en el punto de fiesta de un debate que es una oportunidad de pasar la pelota al público, que está abandonado, que sudaba bajo los gorros, y que vemos en primer plano el poder que tiene el poder de deportar para unir culturas y civilizaciones, pero también, y sobre todo, la dificultad que resultará en asumir para esta parte de la canción occidental ciertos trajes que son únicos para todos los distintos de nuestra.

Los egipcios celebran uno de sus puntos

AFP

La pareja española no ha trabajado ya en las regiones y en 36 minutos realizó un partido que tuvo más tramite que escollo en la clasificación a metros en la siguiente fase de las eliminatorias. Sin embargo, con el último punto, cuando el personal de la pista cruzaba la arena con este tipo de escobas, pero algunas personas hacían azúcar para prestar las carreras, aseguraban que la contradicción era la misma, la impresión de que nuestros clientes habían perdido algo. como si entre punto y punto, entre remates al hueco y estrategias marcadas en los dedos, volteáramos hacia el otro lado y no hacia el partido verde que jugaba delante de nuestras aimeras. De nuevo es la eterna pregunta; ¿Tiene alguna práctica cultural específica o límite de derechos que consideramos intolerable en este sentido del rojo? Y la respuesta de Doaa Elghobashy en 2012 ante los ojos del mundo que juzgaban por cumplir lo que impone su fe: “Soy muslima and no puedo jugar con bikini”, declaró en una entrevista con la BBC: “quiero usar mi hiyab«.

Cambio en las reglas

Dos años más tarde, fue a uno de los Juegos Olímpicos a jugar voleibol como ella le pidió, con su hiyab. Es de esperar que sus 30 grados se comparen con las temperaturas de entrada a su país de origen, pero esto resulta paradójico en que el debate surja bajo el símbolo francés de la Torre Eiffel y a la sombra de su lema: libertad, justicia y fraternidad. ¿El partido de la madre de jóvenes tiene un partido de fraternidad, pero también tiene libertad e igualdad? Para Doora Elghobashy, es cierto, porque en Londres, la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) cambió las normas sobre la vestimenta. ¿Y por el restaurante?

Desde los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, la FIVB está obligada a utilizar el bikini en sus competiciones con medidas que deben durar como máximo 6 centímetros por año en la montura. Así, hasta Londres 2012 se permitía otro tipo de equipación, como pantalones cortos de hasta tres centímetros para toda la parte superior y tops con manga sin mangas. Estos cambios estuvieron precedidos por polémicas y protestas de ciertos equipos que tienen en estas condiciones una sexualización de su deporte, mientras que otros pueden verlo como el más apropiado para una práctica que se desarrolla en la playa. La que se ganó fue la libertad de elección. Pero hasta Río, y en la playa de Copacabana, aparecen Marwa y Doaa con su hiyab, cubiertas hasta los tobillos y rodillas y la canasta del pelo, y el Olimpismo es otra foto emblemática de la historia, una foto que se republicó esa noche, entre abanicos y olés por la victoria española.

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